¿Has dejado tu primer amor? – Predicas Cristianas (2024)

En esta predica cristiana, te invito a redescubrir el primer amor. El amor ferviente y desinteresado que sentiste al encontrar a Cristo por primera vez. Hoy exploramos cómo regresar a ese primer amor que encendía nuestro corazón, motivándonos a servir, orar y adorar con pasión renovada.

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Prédica de Hoy: ¿Has dejado tu primer amor?

Predica Cristiana Lectura Bíblica: Apocalipsis 2:4

Tema: Recuperando el Primer Amor

Introducción

Hoy deseo hablar de un tema fundamental en nuestra vida espiritual: el amor. Pero no cualquier amor, sino el primer amor. En otras palabras ese amor ferviente, ese amor puro y desinteresado que sentimos cuando por primera vez encontramos a nuestro Salvador. Ese amor que nos llenaba de gozo, que nos movía a servir, a orar, y a compartir el mensaje del Evangelio sin reservas. Sin embargo, con el pasar del tiempo, muchos de nosotros hemos permitido que ese primer amor se enfríe, se diluya entre las preocupaciones de la vida y las distracciones del mundo.

Es un hecho triste pero común que, aunque sigamos asistiendo a la iglesia, sirviendo y adorando, lo hagamos con un corazón que ha perdido la pasión que una vez lo caracterizó. Este es el peligro al que el Señor le advierte a la iglesia en Éfeso, y es un mensaje que hoy también nos habla a nosotros. Es un llamado a regresar al primer amor. Es decir, a esa pasión inicial que nos conectaba profundamente con nuestro Señor.

Manteniendo esto en mente, pasemos ahora a la palabra de Dios y leamos el versículo principal de nuestro estudio de hoy

Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.Apocalipsis 2:4

Perspectiva Histórica

Como siempre digo, para comprender mejor el mensaje que Dios tiene para nosotros hoy, necesitamos hacer un breve repaso de la historia. La ciudad de Éfeso, a la cual se dirigió esta carta, era una ciudad importante en la antigua Asia Menor. Era un centro comercial y religioso de gran influencia. La iglesia en Éfeso fue una de las comunidades cristianas más prominentes, fundada por el apóstol Pablo durante su segundo viaje misionero (Hechos 18:19).

Sin embargo, a pesar de su fidelidad doctrinal y su arduo trabajo en la obra del Señor, la iglesia de Éfeso había perdido algo esencial: su amor ferviente por Cristo. Este amor que inicialmente impulsó su servicio, su adoración, y su dedicación a la obra del Evangelio, se había enfriado con el tiempo. Jesús, en su carta a esta iglesia, elogia sus buenas obras, pero les reprocha haber dejado su primer amor.

Según los estudiosos bíblicos como William Barclay, en su comentario “The Letters to the Seven Churches” (1957), la iglesia de Éfeso estaba atrapada en un formalismo religioso, donde las obras y la doctrina eran correctas, pero faltaba la pasión y el fervor que caracterizan a un verdadero seguidor de Cristo. Este es un peligro que no solo afectó a la iglesia en Éfeso, sino que también puede afectar a cualquiera de nosotros hoy en día.

Teniendo en cuenta estas cosas, continuemos con nuestro estudio bíblico de hoy.

I. Reconociendo la Pérdida del Primer Amor

El primer paso para recuperar nuestro primer amor es reconocer que lo hemos perdido. No podemos corregir algo que no estamos dispuestos a admitir.

a. El primer amor en nuestra vida cristiana

Cuando hablamos del primer amor, nos referimos a esa pasión inicial que sentimos cuando por primera vez encontramos a Cristo. Es un amor que nos llenaba de gozo, nos impulsaba a orar con fervor, a servir con dedicación y a compartir el Evangelio sin reservas.

Este amor es descrito en Jeremías 2:2, donde Dios recuerda el amor de Israel en su juventud: “Recuerdo de ti, la fidelidad de tu juventud, el amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto.” Este amor inicial es puro, genuino, y está lleno de devoción.

b. Señales de que hemos dejado nuestro primer amor

Con el tiempo, es posible que ese amor se enfríe. Esto puede manifestarse en una vida de oración menos fervorosa, en un servicio a Dios que se vuelve rutinario, y en una falta de pasión por compartir el mensaje de Cristo.

Es por eso que en Mateo 24:12 el Señor nos advierte: “Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.” Esta advertencia es una realidad para muchos de nosotros hoy en día, y debemos estar atentos a las señales de que nuestro amor por Dios se ha debilitado.

c. El peligro de la rutina religiosa

Cuando dejamos nuestro primer amor, corremos el riesgo de caer en una rutina religiosa. Hacemos las cosas correctas, pero nuestro corazón ya no está en ellas.

En otras palabras, nos volvemos como los fariseos, quienes, aunque eran muy religiosos, habían perdido la esencia de su fe. Y es por eso que en Mateo 15:8 el Señor les dice: “Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí.” Debemos tener cuidado de no caer en este mismo error, donde nuestras acciones externas no reflejan un corazón verdaderamente entregado a Dios.

Una vez que hemos reconocido de que hemos dejado nuestro primer amor, el siguiente paso es fundamental: recordar de dónde hemos caído y tomar las acciones necesarias para regresar a ese amor inicial.

II. El Llamado a Recordar y Volver

Una vez que hemos reconocido que hemos dejado nuestro primer amor, el siguiente paso es recordar de dónde hemos caído y volver a ese amor inicial.

a. Recordar el amor que teníamos al principio

El primer paso para recuperar nuestro primer amor es recordar. Fijense bien lo que nos dice aquí la palabra de Dios en Apocalipsis 2:5Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras.

Recordar es un acto intencional de traer a la mente el amor y la devoción que una vez sentimos por Cristo. Es recordar los momentos en los que nuestro corazón ardía con pasión por Él, cuando nuestra mayor alegría era estar en su presencia.

b. Arrepentirse de haber dejado nuestro primer amor

El siguiente paso es el arrepentimiento. En otras palabras, reconocer que hemos dejado nuestro primer amor. Reconocer que hemos perdido nuestro primer amor debería llevarnos a un lugar de arrepentimiento sincero. Como dijo Charles Spurgeon en su libro “All of Grace” (1886), “El arrepentimiento es un cambio de mente que lleva a un cambio de corazón y de acciones.” Así que no se trata solo de sentir remordimiento, sino de tomar la decisión de cambiar, de volver a ese lugar de amor ferviente por Cristo.

c. Volver a hacer las primeras obras

Finalmente, El Señor nos llama a “hacer las primeras obras.” Esto significa volver a las prácticas que caracterizaban nuestra vida cuando nuestro amor por Cristo era fresco y vibrante. Es decir, volver a orar con fervor, a leer la Biblia con hambre de aprender, y a servir con un corazón lleno de amor. Este regreso a las primeras obras es un acto de renovación espiritual, un compromiso de vivir nuestra fe con la misma pasión que teníamos al principio.

III. Manteniendo Vivo el Primer Amor

Recuperar el primer amor es solo el comienzo; debemos trabajar para mantenerlo vivo en nuestra vida diaria.

a. Cultivar una relación continua con Cristo

El primer amor no se mantiene solo. Debemos cultivarlo a través de una relación continua y profunda con Cristo. Esto implica dedicar tiempo diario a la oración, al estudio de la Palabra, y a la meditación en Su verdad.

Fijense bien como nos dice el Señor en Juan 15:4: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.” ¿Que les estoy tratando de decir con todo esto? Lo que les estoy diciendo es que nuestra relación con Cristo debe ser nuestra prioridad diaria.

b. Evitar las distracciones que enfrían el amor

La realidad es que vivimos en un mundo lleno de distracciones que pueden enfriar nuestro amor por Dios. El trabajo, las responsabilidades, e incluso el entretenimiento pueden desviar nuestra atención de lo que es verdaderamente importante: nuestra relación con Dios.

Estas distracciones pueden hacernos perder de vista lo que realmente importa, tal como le sucedió a Marta en la historia que encontramos en Lucas 10:41-42. Aquí vemos que el Señor le dice a Marta: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.

Con esto aquí, el Señor nos enseña que, aunque las responsabilidades y actividades diarias son importantes, no deben desplazar lo más esencial, que es nuestra relación con Él. Debemos ser como María, eligiendo lo que es verdaderamente necesario: estar a los pies de Jesús y mantener vivo nuestro amor por Él.

c. Compromiso constante con la obra del Señor

Mantener vivo el primer amor también implica un compromiso constante con la obra del Señor. No debemos permitir que nuestro servicio a Dios se vuelva rutinario o una obligación. Debemos servir con alegría, recordando siempre que lo hacemos por amor a Cristo.

Es por eso que en Colosenses 3:23 el apóstol Pablo nos exhorta diciendo: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.” Este versículo nos recuerda que nuestro servicio debe estar motivado por nuestro amor por Dios, no por la aprobación de los demás.

Aplicación

Hermanos y hermanas, hoy es el día para evaluar nuestra relación con Dios. ¿Hemos dejado nuestro primer amor? ¿Hemos permitido que las distracciones de la vida enfríen nuestra pasión por Cristo? Si es así, el llamado del Señor es claro: recordar, arrepentirnos y volver a hacer las primeras obras.

Primero, tomemos un tiempo para reflexionar sobre nuestra vida espiritual. Recordemos esos momentos cuando nuestro amor por Dios era vibrante y ardiente. Luego, comprometámonos a arrepentirnos de cualquier cosa que nos haya alejado de ese primer amor.

Finalmente, volvamos a hacer las primeras obras. Hagamos de la oración, el estudio de la Palabra, y el servicio a Dios nuestras prioridades diarias. No permitamos que nada ni nadie nos desvíe de nuestro amor por Cristo.

Tomemos un momento ahora para comprometernos delante de Dios. Si sentimos que hemos dejado nuestro primer amor, hagamos una oración juntos, pidiendo a Dios que nos ayude a volver a Él con todo nuestro corazón. Oremos para que Su Espíritu Santo renueve en nosotros ese amor ferviente que una vez tuvimos y que nunca se apague.

Para concluir

El mensaje de hoy es un llamado a todos nosotros para volver al primer amor. En Su carta a la iglesia en Éfeso el Señor nos advierte del peligro de dejar ese amor inicial, pero también nos ofrece la solución: recordar, arrepentirnos, y volver a hacer las primeras obras.

No permitamos que el afán de la vida, las responsabilidades, o las distracciones nos alejen de lo más importante: nuestra relación con Cristo. Volvamos a ese amor ferviente, a esa pasión que nos movía a servir y a adorar con todo nuestro corazón. Que nuestro amor por Cristo sea siempre fresco, siempre nuevo, y siempre lleno de fervor.

Que Dios nos ayude a mantener ese primer amor vivo en nuestras vidas, y que podamos servirle con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas. Amén.

Mi desafío para ustedes hoy es este: no se vayan de aquí sin haber tomado una decisión. Si sabes que has dejado tu primer amor, no dejes pasar más tiempo. Hoy es el día para regresar a esa pasión inicial por Cristo. Así que ahora quiero invitarles a que cierren sus ojos y hagan una oración sincera en sus corazones. Pidamosle a Dios que renueve Su amor y devoción por Él, y que nos guíe de vuelta a ese primer amor que nunca debimos dejar.

Oración

Señor Dios, Padre Celestial, en este momento venimos ante Ti con corazones humildes y sinceros. Reconocemos que a veces hemos dejado que las preocupaciones de este mundo enfríen nuestro amor por Ti. Hoy, te pedimos que renueves en nosotros ese amor ferviente, ese primer amor que una vez ardió con pasión en nuestros corazones.

Señor, perdónanos por las veces en que hemos dejado que la rutina y las distracciones nos aparten de Tu presencia. Te pedimos que restaures en nosotros el gozo de nuestra salvación, y que nos guíes a esa relación íntima y profunda contigo.

Llénanos de nuevo con Tu Espíritu Santo, que nuestro amor por Ti sea fresco y vibrante cada día. Ayúdanos a buscarte con todo nuestro corazón, a servirte con alegría y a adorarte con todo lo que somos. Que cada día estemos más cerca de Ti, y que nuestras vidas reflejen Tu amor y gracia a quienes nos rodean.

En el nombre de Jesús, nuestro Salvador, te lo pedimos. Amén.

Que este acto de oración sea el primer paso hacia una vida de devoción total al Señor. Amén.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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¿Has dejado tu primer amor? – Predicas Cristianas (1)

Jose R. Hernandez

José R. Hernández; educación cristiana: Maestría en Teología. El Pastor Hernández. Mi esposa y yo nacimos en Cuba pero vivimos en Miami, Florida. Nos entregamos al Señor en el año 1994 y fundamos la iglesia El Nuevo Pacto en el 1999. Después de más de 20 años en el pastorado, tuve que jubilarme debido razones de salud.

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